Bajo el nombre de Grito Invernal, Nicolás Durán —músico de Maipú y voz al frente de Nublados, una de las bandas clave del indie rock chileno reciente— abre una puerta a un mundo mucho más íntimo. Si con su grupo acostumbra a levantar murallas de guitarras, aquí se queda solo con la casa en penumbras: Folk Pop, Chamber Folk y una sensibilidad que mira sin miedo a referentes como Elliott Smith, Alex G o Nick Drake, pero desde una esquina profundamente propia.
El clima de Grito Invernal es melancólico, sí, pero nunca derrotado. Las canciones parecen escritas desde ese punto exacto donde la tristeza ya no aplasta, sino que se vuelve una forma de esperanza suave, una manera de admitir que el corazón está cansado, pero sigue latiendo. Cada tema funciona como una ventana abierta a ese “invierno interior” que el proyecto sugiere: un frío que no congela, sino que afina la sensibilidad y obliga a escucharse por dentro.
“Halo”, su primer EP, reúne cinco piezas que funcionan como pequeño manifiesto. Cuatro composiciones originales conviven con una relectura arriesgada y cariñosa de “Place To Be” de Nick Drake, transformada en “Lugar Para Estar”. Más que una traducción, es un gesto de diálogo generacional: tomar una canción sagrada para la melancolía folk y hacerla pasar por el filtro de una voz chilena, urbana, contemporánea, sin perder la delicadeza que la hizo eterna.
La portada del EP, con una obra de la artista suiza Miriam Cahn, termina de sellar la atmósfera del proyecto: figuras difusas, una oscuridad que no es puro terror sino vulnerabilidad expuesta, como si el cuadro estuviera respirando lo mismo que las canciones. Imagen y sonido se encuentran en ese territorio borroso donde la identidad se intuye más que se explica.
Todo el universo sonoro de “Halo” fue levantado casi en soledad. Grabación, mezcla, mástering y producción musical corrieron por cuenta del propio Nicolás Durán, sumando la complicidad de Diego Antimán (Niños del Cerro) en arreglos que aportan matices sin robar protagonismo a la voz y la guitarra. Se siente casero en el mejor sentido: cercano, frágil, honesto.
Publicado bajo el sello independiente ND Records, Grito Invernal marca el inicio de una nueva etapa para Durán: menos muro de sonido, más susurro; menos declaración hacia afuera, más conversación hacia adentro. “Halo” llega como ese disco pequeño que no necesita gritar para quedarse: entra despacio, pide silencio y, cuando te quieres dar cuenta, ya se instaló en ese rincón del pecho que reconoce el invierno y, aun así, sigue buscando luz.